El seguro de salud, reflejo de la preocupación ciudadana
El think tank Institución Futuro publicaba recientemente un estudio sobre los seguros de salud privados en Navarra que llama la atención. Durante el periodo 2015-2020, el número de asegurados en nuestra comunidad creció un 55 %, cuando la media nacional fue de un 20 %; mientras que la variación del volumen de primas lo hizo en algo más de un 82 %, una barbaridad teniendo en cuenta que la media española se situó en el 27 %.
Con algo más de 62.300 asegurados y un volumen de primas de 53 millones de euros, Navarra, sin embargo, sigue siendo la segunda región donde el seguro de salud tiene menor penetración. Lo mismo pasa con otro tipo de productos, como el seguro de decesos, donde nuestra comunidad siempre está en la cola.
En todo caso, habría que poner las cifras en su contexto. El seguro de salud ha venido creciendo de forma escalonada durante los últimos años —desde la crisis económica de 2008— y el covid parece que ha reafirmado esta tendencia. Habrá que esperar a las cifras de 2021 que todavía no se han publicado.
Lo que parece claro es que la salud es un tema que preocupa, y mucho, a las personas. Nosotros mismos, en Castañeda & Asociados, hemos constatado un mayor número de consultas respecto a este tipo de pólizas. La ciudadanía parece haber encontrado en este producto una solución a su creciente inquietud, teniendo en cuenta que las listas de espera y las reclamaciones en la sanidad pública se han disparado.
La percepción del seguro de salud ha mejorado notablemente por varios motivos, según nuestra experiencia. Destacaré tres. El primero de ellos, la agilidad y flexibilidad de las citas médicas. En un continuo juego de equilibrio por conciliar nuestra vida laboral y personal, estos seguros permiten encajar las citas médicas en el horario que mejor se ajuste a las necesidades de cada uno.
En segundo lugar, estas pólizas permiten acudir directamente a los especialistas, por lo que los tiempos de espera se reducen. También en las intervenciones quirúrgicas.
Y, en tercer lugar, la valoración de los profesionales por parte de los pacientes es, por lo general, alta. El trato y la discreción siempre salen a relucir cuando hablamos con nuestros asegurados.
Autónomos y empresarios suelen ser el prototipo de profesionales que nos piden consejo. Es obvio que los primeros, inmersos en la vorágine laboral, buscan rapidez y atención personaliza a la mayor brevedad posible. Los segundos, porque han visto que el seguro de salud se ha convertido en un instrumento de fidelización de sus trabajadores y en un beneficio social muy valorado. De hecho, muchos empresarios los incluyen en la retribución flexible, aunque quizás por desconocimiento, no es una modalidad que haya calado todavía en Navarra. Yo, personalmente, creo que, junto con el salario, es la mejor forma de retener el talento en las empresas y mantener empleados comprometidos.
Si, además, detrás hay un mediador de seguros que puede explicar y aconsejar, el seguro de salud cobra un plus. Porque, conviene recordar, esta póliza es compleja y un corredor de seguros siempre querrá que tomes las mejores decisiones.
En conclusión, el seguro de salud es una manera de sentirse más protegido cuando las circunstancias no acompañan: pandemia, listas de espera, atención telefónica… Parece que es el caso de los navarros, por los datos que hemos conocido. Esta interpretación de las cifras no significa que haya una apuesta exclusiva por el sector privado. La sanidad pública es un bien a preservar y ambas pueden convivir en armonía para que todos tengamos acceso a un servicio eficiente y de calidad.
* Esta tribuna fue publicada en Navarra Capital el 21 de febrero de 2022.